Huellas

Disperso, huyendo del bullicio. Su instinto parece desplazarlo hacia los finos hilos de la luna. El bambú se dobla, armonioso y exacto, el tigre empuña la garra, sin miedo y con exactitud se abre en espiga para sostener el cielo. Sutil en su certeza, felino elegante, nuestras manos imitan su fuerza.

Mas allá, impasible y con suave andar, la grulla se afana en sus pretensiones de dominar la pradera, aguarda tranquila para llevar el cálido mensaje de las esencias.

Asustadizo, en su paseo espacial lleva consigo el misterio del valle inmortal, el ciervo abre su camino que es la fuente del cielo y de la tierra, siempre rezagado sobrevive y respeta el espacio inmenso de las montañas.

Sigiloso, enorme, toca todas las formas, no excluye a ninguna, sugerente, su sola dimensión expresa poder. Es el oso, sabio, se afianza en la tierra para lograr realizarse.

Camina sin descanso para consumir su existencia. Sabe aguardar, esperar el momento y desde su rama asume al universo. Su esencia está tan cercana a ti, hombre presumido, que no ves que su prisa es para enseñarte que la llegada de las estrellas preña de esperanzas la vida. ¡Inquieto primate! Tú guías el camino de la especie porque siempre encuentras la fuente del hombre en tu odisea.

Cinco figuras adornan la tarde, toman forma, se deslizan, se escurren, se reflejan en el espejo. El Wu Qin Xi, son las manos de Ana, son las manos de Yolanda expresando más allá de la técnica, un arte, un soplo de aliento divino que teje notas musicales para orquestar una esperanza, un canto a la vida.

Poema escrito por Evelyn, alumna de las Clases de Chikung, Taichi y meditación del Centro Yu Shan.

Gracias Evelyn por regalarnos este poema, es un placer tenerte en nuestras clases.